jueves, 22 de octubre de 2009

Normas para la Paz.


Normativa para la paz.

El imperativo ético de cuidar las semillas.


Introducción.

Este 24 de Octubre se celebra en Casa Circular un evento en sincronía con otras miles de manifestaciones a lo largo y ancho del planeta. El número 350 es lo que unifica. Un número ligado a la Ciencia y por el cual se pide la atención de los gobernantes acerca del cambio climático. Casa circular, la casa comunitaria que es faro de la familia arcoiris predica en el ejemplo de eficiencia energética, huerta orgánica y solidaridad y ahora del activismo por la nueva conciencia… Se comienza aquí y ahora con el cambio de hábitos para liberarnos de viejos patrones. Hay mucho que recorrer y lo primero es empezar. Tras los primeros pasos se disuelve la tensión y se observa la belleza del camino.

Este documento es un apoyo a la manifestación del 24 de Octubre y de paso, también un apoyo a la manifestación recién realizada por Anamuri y que busca la soberanía alimentaria. Es una contribución desde el punto de vista normativo a la construcción de la paz.

Las semillas que producen el alimento con el que nos alimentamos están siendo objeto de debate en el Congreso Nacional al alero de la ley sobre “Derechos del obtentor” y la ocasión amerita una reflexión profunda sobre el momento que vivimos en la Tierra y el movimiento mundial de unidad en torno a la promoción de una cultura de paz.

La Noósfera es el término científico, acuñado el siglo pasado en las Universidades, que da cuenta del salto evolutivo que estamos encarando y entrega claridad al respecto: transitamos hacia el fin de las guerras, hacia el entendimiento de nuestra misión en la Tierra y hacia comprender que el modo de relacionarnos para terminar la crisis ética, moral, ambiental y económica es el de reconocernos como una sola familia en un solo planeta. Para esto, el anterior Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas Miguel D´Escoto B. explica que la manera de lograrlo es sincronizando nuestras mentes con nuestros corazones. Vamos a actuar con amor y vamos a hacer lo correcto, ahora. De este modo, daremos un salto evolutivo y alcanzaremos un Nuevo Orden Social Mundial amable y donde pueda manifestarse la perfección del amor, la armonía y la belleza.

Hoy, la última marcha mundial por la paz camina con aires de victoria por Asia y viene en nuestra dirección recorriendo el planeta y levantando los corazones de los incrédulos. La Presidenta Michelle Bachelet es una de sus adherentes- El propósito de esta gesta épica es la conquista de la Paz en el Planeta. Una de las solicitudes de la Marcha es que las Naciones eviten considerar la Guerra como un mecanismo de solución de controversias. El Congreso Nacional ha de pronunciarse ahora sobre este asunto. Aquí estamos, como integrantes del movimiento mundial de paz apoyando a la Presidenta Michelle Bachelet en este sentido. Hace poco, Bolivia se unió a otros países que ya han incorporado esta reforma en su Constitución. En Chile existe un movimiento por una asamblea constituyente: Esta solicitud ha de estar presente en el debate. El camino a la paz es en paz y renunciando a la guerra y a la violencia, cada uno de nosotros.

Permitir el florecimiento de un jardín de paz en la Tierra es la misión que tiene la Humanidad en la Tierra. Esta asociación de mujeres, ANAMURI, tiene el mandato de las más grandes organizaciones globales de campesinos para comandar la campaña de protección de las semillas. El florecimiento del paraíso está ligado a la protección de las semillas.

Existe un entendimiento generalizado sobre el momento trascendente que vivimos en nuestro planeta. Hemos afectado el clima, como lo señala el panel de expertos que obtuvo el premio Nóbel de la paz junto a Al Gore el año 2007 y la conclusión es que ha llegado el tiempo de cambiar nuestras costumbres y nuestro sistema de relaciones.

¿Cómo lo hacemos? Aquí es donde la cultura de los pueblos originarios adquiere relevancia. La sabiduría ancestral contiene la luz que va a iluminar nuestro desarrollo en este tránsito de era hacia una sociedad pacífica. Existe bastante concordancia en estos pueblos acerca de la importancia del cuidado de las semillas porque florece aquello que se siembra y si observamos un mundo apocalíptico, violento y cruel se debe a que las intenciones que se han sembrado han sido las equivocadas. Nos corresponde cuidar la diversidad de semillas para traer nuevamente salud a nuestra casa común. Los monocultivos alteran tanto la Naturaleza que ésta crea plagas para la restauración, y el hombre inventa venenos para exterminar las plagas que van directo a nuestras mesas y así se degrada la Tierra y nuestro alimento.

Existe un maestro de la agricultura natural que ha demostrado en sus campos que evitando plaguicidas e intervención humana logra rendimientos iguales y superiores a los cultivos industriales y tradicionales, con una ventaja adicional, la Tierra se mantiene extremamente rica y viva.

Cualquier ley que determine el modo de conducirnos respecto de las semillas ha de promover que todos podamos contribuir a sembrar el jardín colorido, diverso y sano en el que merecemos vivir.

Nuestras palabras, en este caso, dirigidas especialmente hacia diputados y senadores, son precisas. Hablamos en nombre del movimiento mundial de paz, sembramos y sabemos que cosechamos. Este tiempo crucial en que despierta el sentido común planetario ante la perpetuación de la guerra, la desigualdad y un sistema opresivo que hace de las cárceles y de los hospitales negocios, entendemos que vamos a permitir una discusión sobre los consensos que han fundado nuestra sociedad. Los pueblos originarios siempre se dirigieron al hombre que vino de Occidente preguntándole ante todo que ¿cómo podían colocarle precio a la Madre Tierra? Finalmente, llegada la hora actual, todo ha conspirado para despojar a los pueblos originarios de las tierras donde mantuvieron sus tradiciones ancestrales. Ellos nos enseñan que los hombres y las mujeres han de ser servidores de la Tierra y no al revés. De una vez por todas vamos a rescatar esa sabiduría y la vamos a aplicar en nuestro desarrollo.

Este antecedente es expuesto para que se levante en el debate público si es verdaderamente necesario perpetuar un sistema de límites, que es el consenso social que nos ordena. Este consenso se adoptó aplastando las cosmovisiones de quienes vivían aquí, antes de la llegada del hombre “civilizador”.La propiedad privada y las fronteras van de la mano de una cultura donde anida el miedo y la ignorancia acerca de la convivencia armoniosa entre todos los seres. Con este sistema de propiedad hemos logrado crear una sociedad en América Latina en que el cuarenta por ciento más pobre se apropia del diez por ciento de los ingresos y, a su vez, el 10 por ciento más rico se apropia del cuarenta por ciento de la riqueza. Estamos sumamente alejados del mensaje de Jesús y eso que en su nombre se construyen las iglesias que guían el actuar de la inmensa mayoría de los que vivimos en América Latina. Él enseñó acerca de solidaridad y de compartir.

El sistema de límites es un principio creador de la sociedad que vivimos. Crea una sensación de inseguridad y por ello, quienes tienen dones buscan servir a su núcleo más cercano y se gestan riquezas. La Humanidad ha generado de esta manera una cultura egoísta y competitiva que nos ha traído hasta este momento de crisis terminal. Los cambios radicales tienen un norte: la cultura de paz. Atendido que comienza la aventura de reordenar nuestros consensos y nuestra sociedad, es preciso entender que somos ilimitados. Nuestra mente no conoce fronteras. Somos capaces de lograrlo, debemos entregarnos esa confianza los unos a los otros. Este sistema donde reina el lujo entre quienes más tienen, debe dar paso a una cultura opuesta en que el servicio y lo sencillo sean valores principales.

La cultura de paz que estamos comenzando a construir plantea permitir que se manifieste lo natural. ¿Qué es la Naturaleza y que es lo natural del ser humano? Es claro que en nuestros corazones está la aspiración por ser felices. Permitámoslo. Es claro que cuando el hombre no interviene una zona, allí crecen bosques. Permitámoslo. Compartamos la información acerca de cómo es posible lograrlo y para ello debemos disciplinarnos en obedecer a los sabios e influyentes maestros que han pisado este planeta. El tiempo de la prosperidad es ahora y el modo de lograrlo es a gracias a la paciencia y a nuestra perseverancia.

Hemos dormido como especie en la idea de progreso amparado en el desarrollo de las tecnologías y de las máquinas. Hemos olvidado que nuestros cuerpos y nuestras mentes pueden alcanzar la perfección y allí debe estar nuestra atención. En nuestro interior se encuentran todas las respuestas. Esta es la aventura que estamos permitiendo que acontezca, escuchar nuestros sueños profundos. Vamos a ordenar el planeta, vamos a discutir todo nuevamente y vamos a enfocarnos en lo esencial. Somos diligentes con el conocimiento que hemos heredado de los maestros:

Jesús. Nos señala que la solidaridad y el reconocer en todo y en todos a nuestra familia es el camino.

Buda. La meditación nos permite una mente sana. Así, descubrimos que somos ilimitados y nos enseña a ser eficientes con nuestra energía, nos enfocamos en lo primordial. Somos optimistas, sabemos de nuestra victoria, está escrita en nuestros genes. Al aprender a controlar nuestros pensamientos podemos dedicarnos a construir la historia más maravillosa de todos los tiempos: la historia de ordenar la sociedad, pacificarla y decantar un nuevo sistema de relaciones.

Pacal Votan, es un maestro ingeniero maya que nos legó el estudio del tiempo. El Congreso Nacional debe atender a esta cuestión urgente, porque está esencialmente ligada a la promoción de una cultura de paz. Dedicamos un capítulo de este documento a solicitar los debidos cambios que sugiere este tema.

Masanobu Fukuoka, es el maestro moderno que nos enseña que lo prioritario es cuidar las semillas. Tanto aquellas con las que vamos a proteger y mantener la biodiversidad en la Tierra como aquellas que están en nuestras mentes. Nuestros pensamientos, nuestras intenciones determinan aquello que vamos a vivir. Su experiencia nos evidencia que la Naturaleza obra a la perfección cuando la Humanidad se lo permite. Nos enseña también que nuestro rol es el de ser tutores de la Naturaleza y no sus dominadores, cuando nos hemos creído dueños de ella, hemos llegado al punto de poner nuestras vidas en peligro puesto que hemos alterado el clima de nuestro hábitat.

El legado de Masanobu Fukuoka coincide con el trabajo que realiza ANAMURI y por ello, tantas organizaciones coinciden este 16 de Octubre en la campaña de elevar el debate sobre la ley de los “Derechos del Obtentor” a la altura que le corresponde.

Sugerencias para modificar nuestro sistema jurídico y acerca de la “Ley del Obtentor”:

Entendemos el cúmulo de necesidades de la población y que todo ello suele traducirse en proyectos de ley, cuyos procesos de tramitación son normalmente lentos y que la paradoja es que las soluciones han de emprenderse ahora. Ronald Dworkin, destacado jurista contemporáneo nos esclarece acerca de cómo debemos abordar nuestra aproximación hacia la estructuración de un sistema de normas y nos induce a enfocarnos en los principios. Son los principios los que determinan las leyes. Si la ley de los “Derechos del Obtentor” hoy, causa una manifestación de ANAMURI, es en los principios donde está nuestra mirada para corregir la situación.

El principio que nos orienta es la soberanía alimentaria. La nutrición por los sabios chinos entiende que trata sobre el doble movimiento de la boca. Por una parte permite que ingrese en nuestros cuerpos alimento y por otra permite comunicarnos a través de la palabra. Las semillas están presentes en este doble movimiento. En el movimiento hacia adentro si la semilla es orgánica, natural, ha sido cosechada en paz y no se le ha vertido químicos venenosos nos entrega un alimento sano con el cual podemos cumplir el servicio para el que estamos mejor dotados. En el otro sentido del movimiento, hacia afuera, si la semilla es un pensamiento bondadoso, gracioso y recto, permitirá una palabra que construya un mundo bondadoso, gracioso y ordenado.

La propiedad privada está elevada a condición de principio. No obstante, la felicidad se encuentra en el compartir. Es claro, que el principio básico que hemos de consensuar es la conquista permanente de la felicidad. Para lograrlo, vamos a erradicar el miedo y la ignorancia. Esto es la causa de la violencia, el odio y de la guerra. Los pueblos originarios consideraban la Tierra como la casa común y entendían que les correspondía ser su guardián a quién la cuidara. Este es un principio a considerar incorporar en nuestra cultura. Alterar el sistema de “dominio”, por un sistema de “servicio”.

Sugerencias para los parlamentarios y parlamentarias de nuestro Congreso Nacional.

El debate acerca de las semillas está íntimamente ligado al movimiento mundial que está creando las condiciones para el advenimiento de una cultura de paz en la Tierra. Entendemos que cae un sistema de relaciones caracterizado por jerarquías y que aparece uno circular, donde todas las personas tengan cabida en las decisiones que les afecten. “El Estado”, “los países” como estructura y como forma de limitar los territorios merecen discutirse como fórmulas para encontrar la paz en la Tierra. El Congreso Nacional y sus parlamentarios pueden facilitar este tránsito y la verdad es que el nuevo consenso para un Nuevo Orden Social Mundial está siendo adoptado en nuestros corazones y allí, las instituciones poco influyen. La conciencia social está suficientemente receptiva a ideas entusiastas para adoptar ahora nuevos sistemas en nuestras cotidianeidad y así poder enmendar el rumbo social. La Marcha mundial por la paz y la adhesión de todos nosotros es la gesta épica que avala nuestro entusiasmo de victoria permanente. El sinsentido de una sociedad estresada en consumir, adquirir y tener ha generado un vacío que no llena la búsqueda del éxito personal, de la fama y del lujo. El terreno es extremamente fértil para que lo esencial sea colocado en la mesa principal del debate. Por ello, este 16 de Octubre, frente a una organización social pionera en Chile y el mundo que se manifiesta en cuidar lo primordial que nos permite hacer germinar un paraíso en la Tierra, que son las semillas, vamos a provocar un debate esencial que va a ser semilla del cambio de era al que asistimos. Por ello, escribimos estas palabras en el deseo de amor y armonía para todos los seres de todos los reinos. Ésta es nuestra semilla. Escribimos estas palabras animados por la confianza que nos entrega el movimiento unitario que se gesta en todas partes y en nosotros mismos. Son tiempos en que emerge una conciencia planetaria y en que es imprescindible usar la palabra correctamente.

Principio del tiempo.

Existe otro consenso social que queremos discutir. La cuenta del tiempo se lleva gracias a un calendario que tiene su origen en el calendario Juliano. Es una cuenta pensada para potenciar el Imperio, puesto que se gestó en el propósito de ordenar la recolección de impuestos los días “calenda”. Se trata de una cuenta de tiempo alejada de los ciclos de la Naturaleza y por ello, se explica que a lo largo de dos mil años de uso ha generado en nuestras mentes el intento por vivir vidas artificiales en las ciudades y la Tierra lo está resintiendo. Se nos enseña que el tiempo es dinero y de este modo, sutilmente dejamos de percibir que a través del dominio del tiempo se dominan las mentes. Esto es parte de lo que está cambiando y que nos está permitiendo encontrar la armonía. El tiempo es arte. El tiempo es la dimensión en la que exponemos nuestras vidas como obras de arte y por ello, el movimiento mundial de paz invita a asumir el desafío de sincronizar nuestras mentes con nuestros corazones. Allí, encontramos la felicidad y el sentido de nuestras vidas.

A la luz de la información entregada que contrasta sorprendentemente con la información de los pueblos originarios. Estos usaban cuentas de trece lunas para entender un año, es decir, un giro de la Tierra alrededor del sol. Mapuches, Mayas, Egipcios, Hopis llevaban estas cuentas y sincronizaban sus ceremonias alrededor de fechas galácticas para recordar nuestra unión con eventos cósmicos.

Comenzar ahora la discusión en el Congreso Nacional acerca del cambio del instrumento para comprender el tiempo eleva la discusión hacia la totalidad de las cuestiones, puesto que el tiempo acontece aquí y ahora y nos vincula con el saber esencial acerca de cómo ser felices y ello es posible abordando todas las cuestiones de una vez y dejando de lado la cultura de la separación del saber. Sé que es correcto lo que pienso, digo y hago porque mi corazón así me lo reafirma. El saber del corazón es cósmico, puesto que está hecho con la misma medida.

Sugerencias de aplicación inmediata al Congreso Nacional.

Existe una solicitud doble que el Congreso Nacional puede hacer al ejecutivo para facilitar la llegada de una era de Paz a la Tierra.

La Fundación Paz Mundial ha obtenido más de 100 mil firmas y apoyo transversal de todas las bancadas y de diputados y senadores de todas las tendencias para que Cancillería remita a Naciones Unidas un proyecto que genere una discusión entre las Naciones acerca de un plebiscito global hecho en un mismo día que consulte la opinión de los ciudadanos acerca de la guerra como mecanismo válido para la resolución de conflictos. Evidentemente, además de remitir el documento en el que Chile pueda plantear la discusión del plebiscito además se plantee una moción en el sentido de prohibir la guerra tal y como la Presidenta acepta al adherir a la Marcha Mundial por la paz y la No Violencia.

La segunda solicitud tiene un valor simbólico. Chile tiene una bandera oficial de la Paz. El Sr. Trucco, plenipotenciario, en el año 1935 firmó el llamado Pacto Roerich en virtud del cual se oficializa la bandera de la paz para la protección de los monumentos culturales en tiempos de paz y de guerra. Resulta un fabuloso contraste del tiempo en que vivimos que esta bandera tenga una difusión extremamente menor que la difusión de la bandera pirata. Este Pacto no ha sido ratificado aún por el Estado de Chile y el Congreso en pleno tiene la potestad para solicitar la ratificación de este Pacto que levanta un símbolo, una bandera, que es esencial en este momento de la Historia.


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