lunes, 11 de enero de 2010

Chile en el Bicentenario e ingresando a la OCDE. Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico.


¡Una gran celebración en Chile! Celebramos entrar a la exclusiva Organización de Países que integran la OCDE. Lo hacemos en el año de celebración del Bicentenario.
Al mismo tiempo, en Chile el movimiento mapuche y de las culturas originarias, se hace oir con extrema fuerza. Las máquinas que extraen oro desde Pascua Lama son las mismas que retrata la película de Avatar y el discurso de los nativos de ese planeta imaginado por el director James Cameron, es el mismo de los nativos de todas las tradiciones de la Tierra. La Tierra es sagrada y entrar a ser considerado como uno de aquellos países que ha logrado convertir tanto bosque en billetes y vida artificial solamente puede ser celebrado desde la perspectiva más elevada. ¡Es cierto! Es tiempo de celebrar que todos señalan y apuntan a Chile y a la cordillera andina, como la cuna de la nueva civilización. Aquí estamos construyendo las bases de la Nación Arcoiris, que unifica a toda la raza Humana.
En esta región de la Tierra se están uniendo todas las tribus, mestizas y de pueblos originarios que entendemos que un cambio mayor acontece. Ese cambio importa un despertar masivo de las conciencias y requiere la conducción de los sabios y de las sabias. Vamos a ser flexibles, vamos a comprometernos en aliviar el sufrimiento de tantas personas y vamos a recobrar el sentido de la vida.
El Bicentenario de una patria que nos identifica y que se ha construído en Tierra Mapuche nos encuentra a las puertas de una elección presidencial en la que los dos candidatos se ofrecen a realizar cambios. ¡Celebremos! Somos nosotros quienes vamos a indicar el sentido de esos cambios.
Atendido que nuestro sistema de relaciones ha afectado el clima de la Tierra, antes que chilenos, parece que es una emergencia que debamos identificarnos como seres planetarios. Eso es justamente lo que significa ser Mapuche. El cambio ha de ser por lo tanto el de volver a estudiar, adoptar y asumir la cosmovisión mapuche en esta Tierra llamada Chile. Estamos en pleno movimiento de Transición y nuestras palabras están registradas con fuego en la mente cósmica, tanto como en el cyberespacio. Nuestras palabras son las mismas que las de todos los sabios de todas las culturas originarias y el cambio trascendente ha de ser inspirado por el Amor a Todo y dirigido hacia la construcción de una Cultura de Paz. ¡Estamos de acuerdo! Eso es lo mejor.
Me consta que en el espíritu democrático nuestros puntos de vista, que son de raigambre universal, entran directo a la conciencia. Allí germinan como semillas y en tanto las señales de la vida cotidiana comienzan a pasar la cuenta por esa rutina sinsentido, comienza a florecer y a germinar la idea de reordenarlo todo, desde la disciplinay juntándonos entre quienes estamos realizando cambios radicales en nosotros mismos. Desecha esa aspiración al reconocimiento y únete al movimiento de aquellos que comprendemos que la satisfacción se encuentra en el servicio desinteresado a la Madre Tierra y a todos sus hijos e hijas. Reconócete como un guerrero del arcoiris, como una hija de la Madre Cósmica.
El Bicentenario recuerda el sometimiento de un pueblo. Los españoles no pudieron afectar la soberanía mapuche, ello se conquistó el año 1881, cuando Chile contaba con el rifle a repetición, que los ingleses proporcionaron para la Guerra del Pacífico. Si recordamos bien el proceso de unificación de ambos pueblos, es obvio que los que se sienten chilenos y chilenas deben pedir perdón al pueblo mapuche. La historia registra un saqueo permanente y sistemático y la desvalorización de una tradición de coexistencia pacífica con los seres de la Tierra. Hoy, que entendemos que nuestra forma de alimentarnos, de vestirnos y de vivir implica un maltrato constante y permanente a los animales y a la Tierra, a sus aires y a sus ríos, o siendo chilenos pedimos perdón o lisa y llanamente nos volvemos a identificar como Mapuches y nos comprometemos con reordenar completamente nuestra sociedad, y a recordar cómo es ser un digno hijo o hija de Gaia.
En Chile quebramos la cultura de la Inquisición. Es cierto que aún las leyes siguen conteniendo mucha ignorancia al permitir por ejemplo que las plantas medicinales más sagradas de este continente sean prohibidas y castigadas. Es cierto también que un representante de la Presidencia asistió a un encuentro donde solamente usaron la palabra en la ceremonia los abuelos y abuelas de las tradiciones originarias. Ello como símbolo, más importante que eso es la creciente y palpable revalorización de las culturas ancestrales y su medicina.
El Desarrollo por lo tanto, como mirada de evolución hacia el bienestar de nuestro pueblo y de todos los seres vivos, está bien lejos de la idea de generar crecimiento económico. El desarrollo tiene un sentido de evolución positivo, de conquista de armonía, paz y prosperidad. En Chile ha acontecido la fijación de un propósito colectivo nacional para alcanzar una meta elevada y querida por todos. En el gobierno de Michelle Bachelet, esa meta ha recibido el siguiente Norte: priorizar la promoción de una cultura de paz. Así lo han redactado las organizaciones sociales metropolitanas en su diálogo con las autoridades de Gobierno. Eso se ha bautizado como la ruta a la paz. Los tiempos han de consolidar naturalmente esta idea. Este 15 de abril próximo, preparamos un nuevo hito para reafirmar esta alianza. Ahora con el movimiento de permacultores, pacifistas, humanistas y otras agrupaciones de gente despierta y feliz de cooperar con este tránsito hacia una nueva era. Vamos a levantar las banderas de la paz y centrar el debate en el símbolo de la unidad. De este modo, vamos a permitir que todo se centre en la conversación acerca del movimiento de Transición.
Por último, el entendimiento a celebrar es que el movimiento es el de una flecha. La punta de la flecha ya está abordando el trabajo en el interior y la paz se está conquistando. Respiramos tranquilos y desde allí irradiamos certeza de victoria.
Intuimos que al interior de la OCDE existen voces coherentes que sabrán tender los puentes con todos los que han despertado a la realidad actual, Mayor, Cósmica, Magnífica.
Intuimos que el Bicentenario de un país de fronteras imaginarias, heredero de la corona española y de la cultura de inquisición, es una fecha a celebrar porque todo es sagrado. Tal y como el museo de la memoria recuerda aquello que vamos a desterrar para siempre, el bicentenario es una idea museo que vamos a desterrar para siempre cuando asumamos nuestra condición de Caminantes del Cielo y Eternos pasajeros del Tiempo.
La imagen de esta nota es un símbolo del Plan de Acción de los Humanos Libres cuya próxima reunión en Kenia abordará estrategias para la unificación de la sabiduría africana con la sabiduría maya, en torno a la elaboración de campañas y estrategias. El objeto es la difusión de la información relativa a nuestro retorno al corazón del universo que a su vez posibilita el salto evolutivo.
AYUN
JP

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