viernes, 1 de enero de 2010

Feliz año nuevo.


Una serpiente arcoiris recorre la Tierra. En múltiples culturas se habla de eso. En la antigua religión del Candomblé, que fue traída a nuestras tierras por los esclavos de África que entraron por Salvador de Bahía a América del Sur, se habla de Oxumaré. Es la serpiente arcoiris que vive girando alrededor del mundo. Es hombre seis meses y los otros seis meses, mujer y entonces se llama Bessém. Como un orixá de la Tierra representa las riquezas que hay en las profundidades y también tiene el propósito de llevar el agua para el palacio de Xangó, en el cielo, con el fin de perpetuar el ciclo de las aguas en el planeta. Se dice también en el candomblé que Oxumaré es el dueño del sonido, de las artes y de la belleza.

Representa el pacto entre los Dioses y los Hombres.

Esta Serpiente que se encuentra dentro de nosotros también, la recordamos hoy que celebramos el primer día del año. La Marcha Mundial por la Paz ya pasó por Santiago y en mis sueños, esta Marcha traía la energía de la serpiente. Moviéndose por todo el mundo, traía con ella la luz, las palabras de unidad y de esperanza. Claro que atendido el momento que vivimos, trascendente, es tiempo de afirmarnos en la certeza de lo que está aconteciendo. Es el despertar masivo de la conciencia acerca de la esencia. Para ello baste recordar de dónde venimos, para encontrar la cura sobre el sentido de nuestro destino. Para saber de dónde venimos es que las tradiciones de los pueblos originarios son fundamentales. Una Tradición tiene como característica, traer el conocimiento de otra época a la época actual. En términos futbolisticos, es un pase de rabona desde la eternidad al momento presente. De este modo, sabemos que hubo momentos de gloriosa paz y mancomunión en la Tierra, entre los hombres, los animales y las plantas. La Tradición nos trae el conocimiento acerca de cómo se hizo aquello, para plasmarlo ahora.

Al final, también entendemos que la Tradición nos explica lo que es de sentido común. La Tradición resuena con aquello que está escrito en nuestros corazones, como la regla de oro que circula en la carta para un mundo sin violencia: Trata a los demás como quisieras que te trataran a tí.

¡Estamos en plena Transición! Ocupémonos de los detalles que permitan a quienes descubren la posibilidad de sumarse al movimiento mundial de paz, que les sea fácil, saber cómo hacer, qué hacer, dónde ir... En definitiva: Cómo aprender a volar.

Me nace por último decir que el dolor es vehículo de conciencia y la celebración conciente, nos lleva a liberarnos del sufrimiento.

Por todas nuestras relaciones

Juan Pablo Lazo Ureta

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