miércoles, 6 de enero de 2010

La construcción de la Paz en toda la Tierra.

Vivimos momentos estelares.
Somos conscientes de un cambio de era. Nos está llegando el entendimiento acerca de cómo lograrlo a medida que el tiempo transcurre y que se comienza a manifestar la realidad que intencionamos. El tiempo está maduro para recibir al Pachacutik, el gran cambio de ciclo que anticipan los Aymaras.

Existe una confluencia hacia recordar que nuestro poder está en nuestros corazones. Allí estamos volviendo.

La bandera arcoiris de la Whipala, en la foto, nos transmite que la luz del sol se fragmenta en colores en la Tierra y que nestro destino es construir paz en la Tierra ahora entre todos los pueblos y entre todas las personas. Reconozcamos que somos una familia. La bandera de la Paz trae un significado desde los tiempos inmemoriales porque rescata un símbolo usado en muchas civilizaciones. El color rojo nos recuerda nuestra sangre, que nos une a todas las personas en una sola raza.

En la foto. Los músicos aymaras. La roda, como dicen en Brasil. El ruedo para bailar y festejar y celebrar la victoria de las profecías.

Sé que hablar de profecías incomoda a los rigurosos científicos. Pues que se rompa esa rigidez que nos ha llevado a la duda metódica, pues con esa duda generalizada acerca de nuestro destino hemos caído en la ignorancia de faltar el respeto de los abuelos y a las abuelas de las tradiciones ancestrales. Ellos han mantenido el conocimiento acerca de cómo vivir en paz con la Tierra. Es cuestión de sembrar, de amar la vida que nos entrega la Tierra, de agradecer por toda su generosidad y de enfocarnos todos en un propósito común.

Lo mejor es que todo acontece naturalmente.


Una multitud en la montaña. Las banderas anaranjadas engalanaron el cerro y mostraron la potencia de un movimiento enfocado en la Paz y en Ahimsa. Ese camino que enseña Mahatma Gandhi y que nos invita a no herir y no dañar, de acción, palabra o pensamiento a ningún ser vivo.

Agradezco a : Silo, Rafael de la Rubia, Tomás Hirsch, Sol Garfias, Marisol Zavala, Agustín, Susana y todos los hermanos que se identifican con ese camino naranja. También es tiempo que todos nos declaremos humanistas en el sentido que nos parezca más sagrado. Somos todos de una misma raza. Yo soy un Humanista que siente alegría de vivir y de cooperar a transitar hacia una era de paz. Yo soy un Humanista que siente que debemos dejar de comer carnes y debemos comenzar a respetar a los animales. Yo soy un Humanista que cree importante que dejemos de usar el calendario gregoriano y nos conectemos con el cielo y las estrellas y el movimiento de trece lunas que genera las cuatro estaciones del año. Yo soy un Humanista que también se siente Animalista, Universalista, Mapuche, Hopi y Aymara.
Soy hijo de la Tierra.


Miles.
Recordamos a otros millones que anhelan lo mismo.
Recordamos que Ser Humano implica asumir nuestra condición de guardianes de los demás reinos que habitan la Tierra.
Es fácil lograrlo.
Es simple.
Comienza en nuestro interior. Allí está toda la paz del mundo.
Nuestro corazón es el centro del Universo y allí brilla un diamante magnífico.
Aceptemos la realidad tal y como ella se nos presenta.
Actuemos en conciencia y con gozo, porque a eso vinimos.
Y derrochemos entusiasmo que es un regalo demasiado enorme que podemos brindarnos a nosotros y a todas las generaciones que vienen el construir la Paz en la Tierra, ahora que todo es favorable.





Aquí. La foto de la victoriosa llegada de aquellos que dieron la vuelta al mundo. Una gesta épica.

1 comentario:

  1. Yo también soy una hija de la Tierra. Y he elegido caminar rezando y cantando con todas las tribus que rezan y cantan y trabajan y celebran la Armonía, la Alegría, la Paz, la Belleza, la Inofensividad (Ahimsa), la Reciprocidad. Todos los minutos de todos los días, en todos los suelos y por todos los seres de todos los reinos.
    Y no somos pocos. Sólo podríamos mostrarnos un poco más

    ResponderEliminar